- De
nuevo la liturgia de este domingo nos invita a meditar sobre la oración, o
tal vez sea mejor decir sobre nuestra disposición al ponernos a orar.
- ¿Con
quién hablamos en nuestra oración, con Dios o con nosotros mismos?
- O
tal vez podríamos preguntarnos ¿en la oración hablo con Dios o hablo con
un ídolo que soy yo mismo?
- Escuchemos con corazón humilde la lección que Jesús quiere darnos.
LIBRO DEL SIRACIDE
v Este
libro se ha llamado también Eclesiástico, ha sido muy usado en las
celebraciones litúrgicas de la Iglesia.
v Es el
único libro del Antiguo Testamento del que sabemos su autor, lugar, lengua,
tiempo en que fue escrito y fue traducido, pues todo esto se encuentra en el
libro mismo.
v Fue
escrito alrededor del 132 antes de Cristo, tiempo en que Israel estaba dominado
por la cultura helenista que había causado una pérdida considerable de la
tradición y de la fe de Israel en las nuevas generaciones.
v El autor
desea ayudar a sus hermanos judíos a recobrar el sentido de su fe y lo mismo a
las nuevas generaciones.
v El libro
pertenece al grupo de los Libros Sapienciales y en cuanto a su aceptación como
libro revelado la Iglesia católica así lo reconoce, en cambio los hermanos
cristianos de otras tradiciones así como los judíos no lo reconocen como libro revelado, por lo cual se le considera
"deuterocanónico," es decir perteneciente a la segunda lista de
libros reconocidos como revelados (deutero = segunda u otra, canónico viene de
canon=lista) . Los libros del Antiguo Testamento aceptados como revelados por
todos los cristianos y los judíos se llaman "canónicos" .
PRIMERA LECTURA:
Sir 35,12-14. 16-18
ü Dios no
es parcial, escucha siempre, pero tiene una inclinación hacia el débil, el
oprimido.
ü Dios no
es sordo al gemido del huérfano y de la viuda, personas que son como la imagen
simbólica del pobre.
ü Dios
escucha la oración del que le sirve, la oración del pobre llega y atraviesa los
cielos y no descansa hasta alcanzar su cometido.
ü Dios es
justo y no se hará esperar.
ü ¿Es
esta nuestra experiencia en la oración?
si no lo es ¿será que no hablamos con nuestro Padre Dios sino que nos hablamos
a nosotros mismos, y por eso nuestra oración no llega hasta Él?
SALMO RESPONSORIAL 34,2-3. 17-18.19.23
EL SEÑOR ESCUCHA EL GRITO DEL POBRE
Bendeciré al Señor en todo
tiempo,
su alabanza estará siempre en mis
labios.
Mi alma se gloría en el Señor;
que lo oigan los humildes y se
alegren.
pero el Señor rechaza a los que
hacen el mal
para borrar su recuerdo de la
tierra.
Cuando los justos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus
angustias.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El Señor rescata a sus servidores,
y los que se refugian en él no
serán castigados.
Ø Este salmo repite de manera
poética el mismo mensaje de la primera lectura
Ø El Señor escucha al
humilde y pobre y rechaza al que obra el mal.
EVANGELIO Lc 18,9-14
El domingo pasado leímos los primeros versículos de este
capítulo del evangelio de Lucas
Se nos hablaba de la oración perseverante
Hoy de nuevo Lucas nos presenta el tema de la oración
Como todas las parábolas de Jesús, la de hoy es corta, va
al punto del mensaje y trastorna nuestra forma de ver la realidad que nos
rodea, las personas que conocemos.
Dos hombres van al templo a orar, ¿qué pasa en esta
oración que cada cual hace?
Jesús como verdadero artista, con dos pinceladas nos
pinta un cuadro que vale más que cientos de palabras y de reflexiones
teológicas
Uno de los hombres, es un fariseo, es decir el grupo más
perfecto y más observante de la Ley, para todos los que lo ven es un modelo de
comportamiento.
le cuenta a Dios
lo bueno que él es, como no se parece a ninguno de estos maleantes, como por
ejemplo ese otro que está también delante de Dios, como él.
Le hace a Dios una lista de sus buenas obras, por si
acaso Dios no se ha dado cuenta.
La otra parte del cuadro nos describe al otro hombre, que
es un publicano, lo peor de la sociedad, pues se enriquece con el dinero de los
demás y sobre todo que recoge dinero para el poder opresor "Roma"
Este hombre no tiene nada que presentarle a Dios,
solamente su miseria, que él reconoce y por lo tanto su oración es una petición
de perdón, petición de ser purificado de su pecado, de ser aceptado a pesar de
no tener nada que ofrecer, solo su miseria.
Con gran sorpresa de nuestra parte y de las gentes del
tiempo de Jesús, Él nos dice que de los dos el que regresó a casa justificado,
es decir con sus pecados perdonados, hecho nuevo, fue el publicano no el
fariseo. ¿Por qué será?
Seguramente porque uno habló de verdad con Dios, se
presentó ante Dios tal como era, aceptando su miseria, y Dios tiene una
debilidad especial hacia todo cuanto es pequeño, pobre y necesitado. Su amor no
puede resistir al grito del pobre que clama.
En cambio el fariseo no hablaba con Dios, hablaba consigo
mismo, estaba totalmente engreído, endiosado de si mismo, naturalmente lo que
hizo no fue oración y no alcanzó la purificación de sus pecados, más bien sumó
otro a los que llevaba al entrar en el templo.
Esta parábola tan bonita y sencilla, tiene que
cuestionarnos, nosotros también necesitamos preguntarnos si nuestra oración,
nuestra conversación nace del amor a nuestro Padre Dios, o nace del amor
equivocado a nosotros mismos.
Es preciso que nos preguntemos ¿cómo me veo ante Dios y
ante mi mismo?
Nuestra felicidad está en la verdad y en la aceptación de
quien somos de verdad, bienaventurados nosotros si nos reconocemos pobres e
indigentes ante nuestro Padre, pues él se inclinará y nos levantará, como hace
un padre con su hijo o hija cuando cae.
SEGUNDA LECTURA 2Tm 4,6-8,16-18
v ¡Qué hermosa parte de la
carta a Timoteo.
v ¡Qué felicidad la nuestra
si al llegar al término de nuestro camino sobre la tierra podamos decir que
hemos concluido la misión por la que fuimos creados por Dios.
v Que hemos hecho realidad
el sueño que Dios tiene sobre nosotros.
v Se percibe en el autor de
esta carta una gran paz de frente a su inminente partida, un ansia de ir a
encontrarse con su Dios y creador.
v Y es muy consolador para
nosotros la expresión "la corona de la justicia que el Señor como justo
juez me entregará aquel día. Y no sólo a mi, sino a cuantos desean su
manifestación".
v La última parte de esta
lectura muestra otra vez la gran confianza llena de ternura y de amor hacia el
Señor, confianza que le hace sentirse seguro de su protección.
RINCON CLARETIANO
Y
fue el caso que me llamó un día de éstos esta buena Madre, y hecha un mar de
lágrimas me dijo cómo una novicia, nombrándomela, quería salirle del convento
por una fuerte tentación que tenía, sin querer hacer caso de los avisos del
confesor ni suyos, y que la tomara yo de mi cuenta, pues ella me hacía mucho
caso, tal vez con la gracia de Dios se convencerá como alguna otra vez ha hecho
si usted le hace alguna reflexión, y así suavizará usted el sinsabor que me
causa al ver que después de tantos años de una profesión tan esperada, no podía
asegurarse de naturales tan inconstantes; y así por Dios, hija mía, me dijo,
encomiéndemela a Dios a fin de que por su capricho no nos amargue la fiesta.
¡Oh Señor y Dios mío, a cuán dura prueba pusisteis mi corazón en esta ocasión!
Amaba yo a esta buena Madre como a la niñeta de mis ojos, pues tantas pruebas
de verdadero amor me había dado por el espacio de cerca de diez años que vivía
bajo su maternal cuidado y amable compañía. Éste era el golpe más fuerte que yo
más temía, si determinaban mi salida. Pero lo que sentí yo en esta ocasión no
es posible de explicar. Sentí tal pena al oír las expresiones de confianza y de
dolor con que se consolaba esta mi Madre con quien le había de dar el golpe más
fatal que se podía imaginar, si perdía la hija que ella más amaba. Venerable María
Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 104-105
. El general
Manzano me dijo él mismo después, cuando los dos nos hallábamos en Cuba, yo de
Arzobispo y él de General gobernador en la ciudad de Santiago, que él tenía
esta comisión para prenderme no porque el Gobierno supiese alguna cosa de mí
contra el Gobierno, pues sabían los gobernantes que yo jamás me metí en cosas
polí(ti)cas, sino porque les daba miedo al ver la multitud de gentes que de
todas partes se reunían cuando yo predicaba, y además se temían que, atendido
el prestigio universal que yo tenía, que a la más pequeña insinuación que yo
hiciese, todo el mundo se levantaría. Y por esto me hacían buscar para
prenderme; pero jamás me pudieron coger, ya por esta maña de trasladarme tan
lejos, ya también porque Dios nuestro Señor no quiso, y esta es la razón
principal. Dios nuestro Señor quiso que se predicase a las gentes la divina
palabra, mientras que el diablo tanto trabajaba para corromperlas con bailes,
teatros, ejercicios militares, guardias, libros, malos periódicos, etc., etc. San Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas,
Autobiografía 458.
BIBLIOGRAFÍA
CLARET, Antonio María Claret, Autobiografía.
PAGOLA,
José A. Following in the Footsteps of
Jesus. Meditations on the Gospels for Year C.
PARIS, María Antonia, Autobiografía
RAVASI, Gianfranco, Según
las Escrituras, Año C.
The Catholic Study Bible
-New American Bible.
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