Tuesday, December 26, 2017


SOLEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA – CICLO B- DICIEMBRE 31, 2017

-          Hace una semana escasa celebrábamos la Solemnidad de la Navidad y hoy las lecturas nos hacen contemplar a José y María que llevan a su Hijo al Templo para presentarlo al Señor.

-          Su familia es una familia sencilla como tantas familias, familia en que día a día construyen el hogar entre los tres, cuidando sus relaciones interpersonales y siendo fieles a la Ley de Israel.

-          Familia que vive de su trabajo humilde pero honesto.

-          Familia que comparte la vida con el resto de las familias de aquel pueblito del que no puede salir nada bueno, según palabras de Natanael.

-          Familia donde reina la paz y la alegría de los limpios de corazón, pero que seguramente, por ser como nosotros, tendría sus dificultades incluso a veces en las relaciones interpersonales.  

 PRIMERA LECTURA  Sir 3,2-6,12-14

El autor de este libro nos describe como son unas relaciones justas con los padres, con los que nos han dado la vida.

Ø  Es Dios quien  nos ha dado nuestros padres, para el autor al padre se le debe honor y a la madre se le reconoce la autoridad en la casa.

Ø  Al que honra a su padre leemos en el libro

o   se le perdonan sus pecados, y cuando ora es escuchado

o   él mismo tendrá la bendición de tener hijos

o   vivirá una vida larga

o   y al obedecer a su padre da consuelo a su madre

Ø  El que reverencia a su madre almacena riquezas.

Ø  Luego el autor se dirige al hijo para recomendarle que cuide de su padre anciano, enfermo.

Ø  No se menciona nada más de la madre, sino lo que se ha dicho al principio: tiene la autoridad sobre los hijos en la casa y merece que éstos la respeten.

Ø  No se dice nada de la madre en su ancianidad como se dice del padre,

Ø  Es una sociedad en que el que cuenta es el hombre, pero nosotros podemos aplicar todo cuanto se dice referente al padre también a la madre.

SALMO RESPONSORIAL  Sal. 128

R. Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de tu trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.”
R. Dichoso el que teme al Señor.

Ø  El autor de este salmo canta las bendiciones del que teme a Dios y camina por sus sendas.

Ø  La bendición es:

o   Comer del fruto del trabajo de sus manos

o   Tener una esposa fecunda

o   Tener abundantes hijos alrededor de su mesa

Ø  Qué imágenes tan hermosas y evocadoras:

o   Este hombre se gana su pan trabajando

o   Cuando llega a casa encuentra su esposa que como una vid   da fruto, fecunda

o   Podemos pensar en los hijos, pero también en la bondad de esta mujer que es fecunda en buenas obras,  en amor, en ternura, en cuidado del hogar, en olvido de si misma, y siempre servicial. ¡Cuántas mujeres conocemos así!

o   Los hijos son como brotes nuevos de una planta, el olivo, y se sientan todos alrededor de la mesa. La mesa donde la familia comparte sus experiencias, su amor, sus sufrimientos, sus alegrías y sus dificultades, todos juntos comparten el “pan nuestro de cada día”

o   ¡Cómo necesitamos nosotros, en nuestra sociedad actual, volver a descubrir para recuperarlos los valores de la familia que debe tener prioridad sobre el trabajo. En este salmo, que es palabra de Dios dicha a nosotros hoy, el trabajo es una bendición y fuente de lo que la familia necesita, pero la familia es lo central en todo este salmo.

Ø  Termina el salmo con una bendición

o   De Dios desde el monte Sion

o   Ver la prosperidad de Jerusalén  durante toda su vida.

SEGUNDA LECTURA : Col 3,12-17

Ø  ¡Qué hermosa lectura nos propone la liturgia de este domingo, tomada de la carta a los Colosenses

Ø  Es una descripción del vivir cristiano en seguimiento de nuestro Maestro Jesús

Ø  Una compasión que brota del corazón, acompañada de bondad, humildad es decir de verdad, como dijo un día Sta. Teresa que la humildad es la verdad. Si reconocemos nuestra verdad, no podremos menos de comportarnos con bondad en repuesta a como Dios nos trata a cada uno de nosotros.

Ø  En esta letanía que describe un comportamiento como el de Dios, el autor menciona al final la paciencia. Paciencia para aceptar las limitaciones de nuestros hermanos, hermanas y las nuestras propias, así como Dios acepta, perdona y repara nuestras propias limitaciones.

Ø  Todo esto acompañado de un aceptarnos mutuamente, perdonándonos como Dios nos acepta y perdona

Ø  Todo esto envuelto con el amor que el autor considera el  vínculo de la perfección.

Ø  Dejando que la paz de Cristo controle nuestros corazones, paz a la que hemos sido llamados para ser un solo cuerpo.

Ø  Interesante, como de paso el autor nos dice que seamos agradecidos. ¡Qué costumbre tan hermosa saber decir gracias, porque esto nos va transformando en tener un corazón agradecido, que reconoce que cuanto tiene o recibe es puro don.

Ø  También se nos invita a dejar que la Palabra de Cristo habite en nuestro corazón, que esta palabra exprese en oración, cantos, himnos salmos nuestro agradecimiento a Dios

Ø  Y termina invitándonos a que sea lo que sea que hagamos de palabra o de obra, todo lo hagamos en nombre del Señor Jesús

Ø  Y repite la invitación a dar gracias, darlas por medio de Cristo al Padre.

Ø  ¡Cómo sería diferente nuestro mundo si en nuestros hogares y en nuestras comunidades cultiváramos todos estos valores y disposiciones del corazón!  

EVANGELIO  Lc 2,22. 39-40.

Ø  La purificación de la madre después del parto. El contacto con sangre hacía a la persona impuralegal, no tenía con-notación moral, sino solamente legal, por la ley.

Ø  El hijo primogénito era consagrado al Señor y al mismo tiempo rescatado por medio de la ofrenda prescrita.

Ø  Jesús es este hijo primogénito y sigue la ley como cualquier otro israelita.

Ø  Una vez cumplidos los requisitos de purificación y de presentación del primogénito, José María y Jesús se regresan a Nazaret, donde Jesús vivirá hasta su edad adulta.

Ø  El evangelio de hoy termina diciendo algo que hace pensar: el niño, este niño es la Palabra de Dios hecha carne crece y se fortalece, está lleno de sabiduría y   la mirada benévola de Dios está sobre Él.

Ø  El Hijo del Padre, Dios como el Padre, eterno como Él, hecho hombre sigue el proceso de vida de todo ser humano. Creo que nunca podremos entender de verdad qué significa esto, qué significa el misterio de la encarnación.

Ø  Sólo podemos dar gracias y adorar el misterio que nos supera, pero que nos llena de ternura y de felicidad.

 RINCON CLARETIANO 

Estando una noche en oración anegada en un mar de lágrimas, rogando a Nuestro Señor, que por su Santísima Pasión y Muerte, tuviera compasión de las necesidades de la Santa Iglesia, que en aquel tiempo eran muchas, me dijo Nuestro Señor señalándome con el dedo a Mosén Claret como  que yo le viera allí entre Nuestro Señor y yo:«Éste es, hija mía, aquel hombre apostólico que con tantas lágrimas, por tantos años seguidos me has pedido», manifestándome Su Divina Majestad la gracia que había puesto en aquella santa alma para la predicación evangélica, y me dijo Nuestro Señor que no había otro remedio para la paz de la Iglesia. Entonces yo no conocía a este señor, sólo había algunos días que oía decir que un capellán llamado Mosén Antonio Claret empezaba a predicar con gran celo de la honra de Dios y salvación de las almas. Me parece debe hacer de esto once o doce años lo menos. María Antonia París, Fundadora de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 19.

Apenas tenía seis años que ya mis amados padres me mandaron a la escuela. Mi maestro de primeras letras fue D. Antonio Pascual, hombre muy activo y religioso; nunca me castigó, ni reprendió, pero yo procuré no darle motivo: era siempre puntual, asistía siempre a las clases, trayendo siempre bien estudiadas las lecciones.

El Catecismo lo aprendí con tanta perfección que lo recitaba siempre que quería de un principio al último sin ningún error. Otros tres niños también lo aprendieron como yo lo había aprendido, y el señor maestro nos presentó al señor cura párroco, que lo era entonces el Dr. D. José Amigó, y este señor nos hizo decorar todo el Catecismo entre los cuatro en dos domingos seguidos, y lo hicimos sin ningún error a la presencia del pueblo en la iglesia por la tarde, y en premio nos dio una hermosa estampa a cada uno, que siempre guardamos. San Antonio María Claret, Fundador de las Misioneras Claretianas, Autobiografía 22-23.



BIBLIOGRAFÍA

CLARET, Antonio María. Autobiografía.

 PARIS, María Antonia. Autobiografía  





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